Bancos de alimentos: un trabajo en red
La Fundación Banco de Alimentos de Barcelona, fundada a finales de los años ochenta, ha pasado de tener apenas 30 voluntarios de forma fija en el año 2008 a contar con 200 en la actualidad, que llegan a 7.600 en momentos en los que lanzan campañas concretas. En 2009 recogía alrededor de 300 toneladas de alimentos. En 2011 llegaron a las 1.500 toneladas y el año pasado a 2.700. Y el número de personas beneficiadas con su labor ha pasado de 50.000 en 2008 a 224.000 el año pasado.
Cabe pensar que la explosión de estas cifras tiene que ver solo con un aumento de la solidaridad de los ciudadanos en momentos de dura crisis económica. Pero para canalizar dicha solidaridad es preciso establecer unos procesos y una logística muy precisos. Y los bancos de alimentos, que existen desde hace décadas, han hecho gala de una enorme capacidad de innovación para ser no solo canalizadores, sino también catalizadores de un importante cambio social. Según Jordi Peix, vicepresidente del de Barcelona, la principal innovación ha sido la creación de “redes solidarias”. La gente de los barrios se agrupa en locales comunes, provistos por los Ayuntamientos. Además, solo en la provincia de Barcelona hay 400 supermercados que donan alimentos. Además, cuentan con la colaboración de entidades benéficas homologadas que se ocupan de la recogida de los alimentos, han puesto en marcha un almacén en Mercabarna y cuentan con la colaboración de agricultores de toda España que les hacen llegar fruta y hortalizas (2.000 toneladas el año pasado). “La entrega de la gente está siendo asombrosa”, prosigue Boix. “Ha crecido el número de voluntarios con la crisis, que estamos remitiendo a las sedes locales, y la reacción de los directores de los supermercados o de los agricultores no puede haber sido más positiva. También la de los Ayuntamientos, que han colaborado de diversas maneras”.
“El principal objetivo es luchar contra el despilfarro de alimentos para dárselo a los pobres. Aunque también hay otros relevantes, como la defensa del medio ambiente”, señala Peix, quien explica que el banco de alimentos atisbó la crisis antes de que esta fuese reconocida oficialmente. “Entre 2008 y 2009 se duplicó la demanda e incluso llegamos a informar a las autoridades. Entonces hicimos la primera gran colecta. Pero el crecimiento de la demanda con la crisis ha sido aún mayor, hemos llegado a recopilar 2.700 toneladas en noviembre pasado”.
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