El hijo de la portera tenía cáncer de mediastino. El pronóstico eran seis meses de vida.
Sí que empezamos bien.
Al cabo de un año estaba estupendo (vivió siete años más). Me dijo que lo había curado un chamán. Le pedí su historial, se trataba de una curación sin explicación médica. Me chocó tanto, que me puse a investigar como un loco.
Eso le honra.
Llevo toda la vida inmerso en el mundo de la medicina, acumulo más de cuarenta años de experiencia, y en ese mundo de las sanaciones he visto cosas inimaginables, pacientes que mejoraban o se curaban con métodos tan raros que no sabía ni que existían.
Se ha relacionado con médiums, sanadores, chamanes...
Sí, y geobiólogos, radioestésicos, brujos y personajes inclasificables.
Sí, y geobiólogos, radioestésicos, brujos y personajes inclasificables.
Entramos en terrenos resbaladizos.
Hay que investigar, no menospreciar a nadie porque consideremos que no está tan bien preparado como un médico con sus títulos y másters. No digo que nos pasemos al otro lado, sino que tratemos de sacar provecho de ambas medicinas.
Cuénteme sus experiencias.
Las he vivido y he recopilado durante nueve años. Chamanes y sanadores me han permitido estar a su lado mientras trabajaban. Yo mismo he sido conejillo de Indias en varias ocasiones: me tumbé en la mesa de operaciones del sanador filipino Álex (70) y grabé cómo me operaba con las manos de una hernia discal.
Tiene usted valor.
Introdujo las manos en mi cuerpo y sacó un coágulo rojizo. Lo increíble es que un tiempo después me operaron en España de otra vértebra (también lo filmé), y lo que me extrajo el traumatólogo era exactamente igual a lo que me había sacado el chamán. Todo está colgado en internet.
Son cosas difíciles de explicar.
Como médico, para mí lo más incomprensible son las sanaciones a distancia: éramos unas quince personas meditando y enviando energía a otra en coma por un ictus cerebral y que estaba a 10.000 km. Salió del coma durante la sanación. Lo viví también, en varias ocasiones, estando junto al paciente.
¿En qué otros campos ha investigado?
En las vibraciones y sus frecuencias, en la sanación con piedras, que funciona muy bien con enfermedades psicosomáticas porque rescinde los bloqueos emocionales.
¿Cómo se lo explica?
Somos energía que se transmite por química. Cuando una emoción transita de forma anómala en un paciente puede originar un bloqueo que si se enquista puede ser el origen de una enfermedad, una inflamación, un quiste o incluso una tumoración.
Me sorprende usted, doctor.
Tener en cuenta los chacras, los meridianos, los puntos energéticos del cuerpo, el influjo de los campos energéticos y los electromagnéticos; tener en cuenta todas esas cosas que la medicina convencional no considera puede abrir un camino para entender los mecanismos que nos enferman. Nuestra medicina sólo considera el final: el tumor, pero no el recorrido.
Antes de investigarlos, ¿ya creía en estos temas?
En absoluto, pero tengo documentados más de treinta casos de sanaciones de cánceres a desahuciados por la medicina.
¿Cuál fue su experiencia con médiums?
La más espectacular la viví en mi consulta cuando una paciente nada más verme se puso a llorar: "Acabo de ver que tendrá usted un accidente muy grave; y poco después su hijo, pero no será grave". Al cabo de una semana un accidente de moto me dejó en coma, y quince días después lo tuvo mi hijo.
¿Autosugestión?
Los médiums (y he encontrado de todo tipo: gente increíble, charlatanes y mangantes) tienen capacidad para acceder a los archivos akásicos, donde se supone que está toda la información de la humanidad.
¿...?
Después de experiencias como esa no vuelves a ser el mismo. Hoy creo que el sentido de la existencia es experimentar, e incluso considero la posibilidad de la reencarnación para ir acumulando esa experiencia. Hay miles de casos documentados por médicos de pacientes que han muerto y han revivido, y han contado lo que ocurre en ese trance.
¿Qué le dicen sus colegas?
En las clínicas donde colaboro he dado conferencias ante sus gerentes y mis colegas, y he invitado a personajes como el geobiólogo Jean-Jacques para que les hiciera demostraciones.
¿Y?
A veces no sabemos qué tienen los pacientes. Jean-Jacques, con su antena de Lecher, nos decía dónde mirar. Hacíamos el análisis, la resonancia o la ecografía en ese punto y encontrábamos una patología escondida.
¿Cuáles son sus conclusiones?
Espero que a medida que pase el tiempo muchas de las cosas que he podido investigar no se vean tan anómalas, y sanadores y médicos podamos llegar a colaborar, hacer una simbiosis entre las distintas medicinas.
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