Un maestro oriental vió como un alacrán se estaba ahogando, y decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo el alacrán lo picó. Por la reacción del dolor, el maestro lo soltó y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez y otra vez el alacrán lo picó.
Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo:
"Perdone maestro, ¡¡¡pero es usted terco!!!.. ¿no entiende que cada vez que intente sacarlo del agua, el alacrán lo picará..?"
... El maestro respondió:
"La naturaleza del alacrán es picar, el no va a cambiar su naturaleza y eso no va a hacer cambiar la mía, que es ayudar y servir".
Y entonces ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
-> No dejes de hacer aquello que te dicta tu corazón. No permitas que la conducta de otras personas condicionen la tuya.
“¿Cómo son?” -refiriéndose a nosotros, los entrevistadores-, es lo primero que pregunta Gennet Corcuera a Almudena Espinosa. “Él no tiene pelo y lleva perilla, ella lo tiene largo y pelirrojo”, le contesta. “Entonces a él le llamaremos 'calvo”, pasa la mano por encima de la cabeza. “Y a ella 'roja”, toca sus labios repetidas veces con su índice. Toda la conversación se produce en una combinación de lenguaje dactilológico —abecedario en la palma de la mano— y el de signos de sordos. Almudena traduce el diálogo. Ella es su mediadora. En la práctica, es la voz, los ojos y los oídos de Gennet, que no ve ni oye.
Así, mano sobre mano para entenderse —Gennet necesita sentir qué movimientos, que son palabras, hace su interlocutor—, han ido juntas los últimos seis años a clase. Almudena le ha traducido las explicaciones de los profesores. Gracias a eso, y muchas horas de estudio —“dos o tres todas las tardes”, dice—, Gennet, de 31 años, es la primera titulada universitaria sordociega de España, según la Organización Nacional de Ciegos (ONCE). A mediados de junio recibió su diploma en Educación Especial por la universidad privada Don Bosco (adscrita a la Complutense). Ambas le quitan importancia al logro. “El mérito es todo suyo, yo soy solo una herramienta”, dice la mediadora. “No soy la primera, otros tienen carreras, pero no eran de mi tipología: sordociegos totales congénitos”, puntualiza.