Miles de rostros representan cada día la esencia del voluntariado. Detrás de ellos hay hombres y mujeres de diversa edad, condición social, formación educativa, ejercicio profesional, procedencia cultural y credo que a menudo comparten como único común denominador la creencia en una misma causa de raíz humanitaria. Sus convicciones y principios les igualan en su diversidad, revelando una vez más que “lo esencial es invisible a los ojos”, como nos recuerda Saint-Exupéry en su entrañable libro El Principito.
Impulsados por sus causas, los voluntarios llegan a diario a hospitales, asentamientos urbanos, centros de acogida, escuelas, prisiones, viviendas particulares y, en definitiva, a cada reducto de exclusión social, entre otros destinos, para poner al servicio de los más vulnerables un pedazo de su tiempo con el único propósito de mejorar en algún aspecto su calidad de vida.
Los voluntarios llegan a diario a hospitales, escuelas, prisiones, viviendas y a cada reducto de exclusión social
Saben que la dignidad humana no entiende de fronteras políticas o naturales porque el derecho a la vida la lleva implícita, sin condiciones. Pertenecer al norte o al sur, vivir bajo el marco socio-político y económico de un país en crisis o próspero, ser hombre o ser mujer, ser local o inmigrante, niño o anciano, estar sano o enfermo, ser autónomo o ser dependiente por razones de diversidad funcional, sea cual sea ésta, son algunas de esas fronteras políticas o naturales que con frecuencia provocan la exclusión de los más desfavorecidos, y también la constante indiferencia de gran parte de la sociedad ante la realidad que padecen.
Frente a esta mayoría, las actividades que promueve el voluntariado en nuestras ciudades son el manifiesto que pone en evidencia una de esas pocas verdades universales: que los principios humanitarios son el camino hacia iniciativas solidarias capaces de igualar desde la diversidad. En Cruz Roja creemos en ello firmemente, y de ahí que el voluntariado sea nuestra fuerza desde nuestra fundación, en Solferino, hasta la actualidad.
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