Se venden bicicletas. También se reparan. Y se reciclan. Y se dan clases de mecánica a los jóvenes sin empleo. Y se enseña a pedalear sin miedo por la ciudad. Y se mantienen flotas de dos ruedas para las empresas. Y se da trabajo a la gente sin techo. Y se promueve el uso de bicis de manos para los discapacitados.
Todo eso, y mucho más, es Bikeworks. Premiada hace dos años con el London Business Award a la Mejor Empresa Social, la iniciativa ha echado a rodar por partida doble en el este y el oeste de la capital británica, la ciudad europea donde más ha crecido el uso de las dos ruedas (560.000 viajes en un día cualquiera).
Bikeworks reivindica el poder de la bici como herramienta de cambio social, económico y ambiental en las ciudades, que no es poco. "Las bicis nos han acompañado desde hace unos 200 años y ahí siguen, adaptándose a los tiempos y demostrando su valor incalculable", asegura Jim Blakemore, co-fundador de Bikeworks, abriéndose paso entre los 'esqueletos' de una veintena de bicicletas listas para reciclar. "Lo que estamos intentado aquí es ni más ni menos que el círculo completo. No nos basta con vender o reparar bicis: hay que dar un paso más allá para exprimir todo su potencial y contribuir a un mundo mejor, y más en estos tiempos de cambio".
Como tantas empresas sociales, Bikeworks surgió del chispazo simultáneo de dos ideas. Jim Blakemore llevaba desde los 14 años trabajando en el mundillo de las bicis para costearse los estudios, llegó a tener su propio negocio en Cambridge, pero estaba deseando cambiar de piñón. Dave Miller se curtió durante una década en organizaciones comunitarias y sin ánimo de lucro, hasta que decidió dar el salto como empresario social con una idea que giraba precisamente en torno a las dos ruedas.
Empleo para los 'sin techo'
A través de amigos comunes, Miller y Blakemore acabaron compartiendo desde el 2007 el 'tándem' de Bikeworks, que nació como una empresa social para reciclar bicicletas y dar empleo a gente "desfavorecida" (especialmente jóvenes en paro y gente sin techo).
"Aún recuerdo con emoción los primeros 'sin techo' que pasaron por los cursos de entrenamiento y mecánica", asegura Jim. "No podían creerse que como 'premio' a su trabajo iban a recibir al final su propia bicicleta. He visto realmente muchas vidas transformadas por las dos ruedas en estos años".
El establecimiento de Bikeworks. | C.F.
La propia empresa social, que arrancó tímidamente en el este de Londres, ha pasado por un rápido proceso de transformación, propulsada por los acontecimientos. Durante los Juegos Olímpicos, un equipo itinerante de 14 mecánicos (los Dr. Bikes) arreglaron gratuitamente 3.000 bicicletas. Durante los Paralímpicos, el programa All Ability Cycling desplegó sus alas y promovió por toda la ciudad las bicicletas de manos, los triciclos y otros dispositivos para discapacitados.
"Ha sido quizás otro de los momentos más emotivos en nuestra breve historia", recuerda Jim Blakemore. "No hay palabras para trasmitir la sensación de un discapacitado, confinado media vida a una silla de ruedas, en el momento de recuperar la 'memoria muscular' y descubrir que puede volver a 'correr' con una bici".
Pero Bikeworks es también una empresa, con una veintena de empleados fijos y otros tantos a tiempo parcial. El presupuesto anual ronda los 1,4 millones de euros; el 80% lo cubren con la parte de 'negocio' y el 20% con subvenciones, programas y becas. Miles de bicicletas condenadas a los vertederos han acaban pasando por la 'recicladora' de Bikeworks, que revende más de 500 bicis de segunda mano 'low cost' al año.
"La idea es llegar a ser autosuficientes y rentables", asegura Blakemore. "Y a pesar de la crisis económica vamos avanzando en esa dirección. De alguna manera, somos la primera empresa social de bicis que ofrece todo bajo el mismo techo. Y no dejamos de darle vueltas a posibles vías de expansión. Al fin y al cabo, el uso de la bici se ha duplicado en Londres en los últimos diez años y es algo que va claramente hacia arriba".
'Bikeworks' puede parecer desde fuera la típica tienda de bicicletas, pero el secreto se esconde en la trastienda, donde está el taller/almacén de reciclaje. Y también en el sótano, donde se reparan las bicis y se imparten los cursos para aprendices de mecánicos, con Digger al frente.
"Lo que nos hace falta no es sólo gente con habilidad mecánica, también comunicadores que sepan llevar la cultura de las dos ruedas a otro nivel", apunta Digger, veterano de las dos ruedas. "Nuestro mundillo ha sido un poco autista, y ha llegado sin duda el momento de abrirse y llegar a todas las capas la sociedad".
"En Inglaterra, a diferencia de los países centroeuropeos, ha existido durante décadas una especie de temor a usar la bicicleta", añade Digger. "No ya por miedo a los coches, sino como si la gente tuviera la sensación de que estaba 'prohibido' usarla en una calle cualquiera. Esa barrera se ha derribado por suerte, y poco a poco van mejorando las infraestructuras. Las bicis son cada vez más visibles. Eso es lo que cuenta".
El alcalde Boris Johnson, que tanto presume de la bici pública, aún no se ha pasado por 'Bikeworks', pero todo se andará (o se pedaleará, más bien). "Paciencia, motivación y compromiso", ésas son las tres claves que nos da Jim Blakemore, a modo despedida, en este viaje de ida y muchas vueltas a la empresa social "sin humos".
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