Puede que parezca una exageración, no lo es. Cuando consumimos votamos. No podemos quejarnos de poca democracia o de poca participación, votamos casi media centena de veces al día. Por lo que cambiar las cosas es posible, y puedes hacerlo... desde ya.
La responsabilidad en el consumo no se define, explica o argumenta, sino que se demuestra. En más ocasiones de las que creemos y en más temas de los que intuimos. Cada vez que consumimos nos posicionamos y apoyamos unas causas y no otras.
No sólo hablo de consumir comida, que por supuesto, sino de ropa, transporte, medicinas, telefonía móvil, productos informáticos, vacaciones, televisión, ocio, muebles, papel, agua, bancos, cajas, alcohol o tabaco.
Como alternativa planteo el consumo, pero asemejándolo a la filosofía del reciclaje. Debemos minimizar el consumo compulsivo (Reducir). Aumentar la vida de los productos y servicios que necesitamos hasta finalizar su vida útil (Reutilizar). A veces para nosotros algo ya no tiene valor pero sí para otras personas, por lo que es vital intentar dar salida a nuestros residuos (Reciclar). Debemos practicar el Consumo Responsable bajo los parámetros de comercio local o de cercanía, producción ecológica y con un fuerte componente de comercio socialmente responsable.
La revolución que la situación actual requiere, no es como lo fue la Francesa o como lo es la Griega sino que debería de ser una revolución a medida y en la línea de flotación del actual sistema político-económico-financiero, una revolución del consumidor.
Creo firmemente que con un cambio importante en nuestros hábitos de consumo, podríamos hacer tambalear los cimientos de las grandes multinacionales ante sus abusos. Podríamos hacer que las condiciones de vida de muchísimas familias mejorasen y no dependiésemos para todo de los mercados ni de los fantasmas de la especulación.
Actualmente todo gira en torno a las consecuencias económicas que tendría una decisión que adopten los estados, países o regiones. Por lo que bajar ese tipo de decisiones al pueblo llano y hacerle entender que de nosotros mismos depende el mantenimiento y continuidad de los intereses de las grandes multinacionales, es importantísimo para despertar conciencias y focalizar esfuerzos de manera responsable.
Lo que planteo es que cada vez que vayamos a consumir cualquier tipo de producto o servicio, hagamos un análisis crítico de su origen. A quién beneficia, a quién perjudica, qué intereses están detrás, si es socialmente responsable, si ayuda o no a la economía local, a la pequeña empresa y comercio, etc. Hablo de si estas empresas son éticas o si actúan con moralidad. Y es en este punto donde nuestras respuestas nos darán las pautas necesarias para poder hacer una elección lo más responsable posible.
Hemos pasado de ser simplemente consumidores pasivos, a ser actores de esta película, por lo que debemos tener mucha precaución. Sin saberlo ni quererlo, al comprar o consumir estamos apoyando unas causas y no otras. Y es esa responsabilidad del consumidor la que debemos tener clara para no caer en engaños. Aquí es donde comienza la revolución del consumidor.
Consumir es una forma de hacer política, una política participativa:
• Democracia Participativa = un voto cada cuatro años.
• Democracia de Consumo Responsable = elecciones múltiples cada día.
• Democracia de Consumo Responsable = elecciones múltiples cada día.
Mientras la gente siga comprando madera y comiendo productos derivados de las ballenas, se seguirán talando bosques y matando ballenas. No olvides que el mercado es el único lugar donde todas las personas estamos votando todos los días; ahí decidimos lo que consumimos y lo que se produce. Y como no, en qué cantidades lo consumimos y qué cantidades se produce. Es el momento de cambiar nuestros hábitos de consumo, pasar de ser consumidores compulsivos a ser consumidores responsables.
Piensa por un momento... ¿Si tú pudieras conocer los costos ocultos, tanto sociales y ambientales, de los productos que compras, vendes o fabricas, esto cambiaría tus decisiones consumo?
Según, Daniel Goleman (2009) autor del Best Seller Inteligencia Ecológica, "seguro esta información nos permitiría a todos, participar en la creación de un futuro más positivo, puesto que nuestras decisiones coincidirían más con nuestros valores como habitantes planetarios". En la medida en que este conocimiento vital llegue a los compradores, estos podrán efectuar cambios que afectarían al comercio tradicional y surgiría una nueva alternativa, más responsable y respetuosa con las personas y la naturaleza.
"NO CONOCEMOS LOS VERDADEROS EFECTOS DE LO QUE COMPRAMOS Y NO NOS DAMOS CUENTA DE QUE NO SABEMOS... Y ÉSTA ES UNA RESPONSABILIDAD QUE TENEMOS COMO CO-HABITANTES DE ESTE PLANETA, DEL CUAL DEPENDEMOS PARA SUBSISTIR Y DEL CUAL DEPENDERAN NUESTROS HIJOS, SI ACTUAMOS COMO COMPRADORES RESPONSABLES, PODREMOS HACER UNA CONTRIBUCIÓN REAL AL DESARROLLO SOSTENIBLE DESDE LAS DECISIONES QUE TOMEMOS EN NUESTROS HOGARES”.
Estos meses atrás he visto y leído los mensajes de las manifestaciones y concentraciones de los movimientos sociales que apostamos por un cambio de modelo, y me quedo con esta frase: “Dormíamos, hemos despertado”. Despierta. Consumir es votar, recuérdalo en tu próxima compra.
Fuente: Octavio Perera www.culturadesolidaridad.org
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