jueves, 24 de mayo de 2012

Hace falta una nueva economía

El momento de la 'nueva' economía

Aniol Esteban, frente a la sede de la NEF. | Foto: C.F.
Aniol Esteban, frente a la sede de la NEF. | Foto: C.F.
  • 'Vivimos en un sistema injusto, inestable, infeliz e insostenible'
  • ¿El objetivo? Ensanchar el horizonte económico para no repetir errores
  • 'Es un contexto inaudito sin marcha atrás'
Todo lo que creíamos saber sobre la economía ha saltado por los aires en los últimos cuatro años. "Está claro que vivimos en un sistema injusto, inestable, infeliz e insostenible. El reto es encontrar las fórmulas y crear una nueva economía que sea socialmente más justa, que genere bienestar humano y que funcione dentro de los límites ecológicos del planeta".
"La obsesión de los Gobiernos consiste en abrocharnos el cinturón para quitárnoslo cuanto antes y volver a las andadas".
Hablamos con Aniol Esteban, el catalán que dirige el departamento de Economía Ambiental en la New Economics Foundation (NEF) de Londres. Desde su creación en 1986, y sobre todo en la última década, la NEF se ha convertido en el magma de la "otra" visión del mundo, la quepropone ensanchar el horizonte económico para no volver a caer en los mismos errores.



"Los Gobiernos están totalmente desorientados", certifica Esteban. "Su obsesión consiste en abrocharnos el cinturón para quitárnoslo cuanto antes y volver a las andadas. No se dan cuenta de que estamos en un contexto totalmente inaudito, que no se puede dar marcha atrás. La crisis nos lo está haciendo pasar mal, pero es la ocasión para experimentar con ideas nuevas e intentar encontrar entre todos una salida".
Aniol Esteban estudió Biología en Barcelona, antes de completar un master en Economía Ambiental en la UCL de Londres. Saltó como quien dice de la vieja ecología a la nueva economía, y sintió la necesidad de tender lianas entre dos planetas que hasta ahora trazaban órbitas muy distantes.
"Me preocupa el desdén de la economía convencional hacia los recursos naturales, como si fueran infinitos".
"Me di cuenta de que era absurdo hablar en abstracto de biodiversidad sin tener en cuenta la dimensión económica de nuestra especie. Y por otro lado me preocupaba el desdén de la economía convencional hacia los recursos naturales, como si fueran infinitos. He querido indagar en las contradicciones y buscar un punto de encuentro. Al fin y al cabo, lo que todos queremos es conseguir que la gente viva bien y sea feliz en un planeta sostenible".
El Happy Planet Index, que mide el índice de felicidad colectiva de las naciones, fue una de las grandes aportaciones del NEF. "Al principio podía sonar como una idea estrafalaria", reconoce Esteban. "Pero el propio David Cameron llegó a abrazar el concepto y a hablar de la necesidad de ir más allá del PIB para medir el auténtico progeso de las sociedades".
El déficit ecológico, la relocalización de las economías, la regeneración de las ciudades o la creación de empleo frente a la acumulación de capital son algunas de las vetas que explora el NEF desde su discreta pero luminosa sede al sur del Támesis. Cuarenta expertos en 'nueva' economía trabajan en el influyente 'think tank', que vive de la viabilidad de sus proyectos más que de las generosas donaciones.
"El malestar social está tocando techo. Tenemos que aspirar al humilde objetivo de cambiar el sistema económico mundial".
El NEF se gestó como respuesta a un encuentro del G7 en Londres a mediados de los ochenta, en plena era Thatcher. Un grupo de "nuevos" economistas decidió convocar por su cuenta y riesgo The Other Economic Summit (TOES), donde se habló por primera vez de las inversiones éticas, las auditorías sociales, los impuestos "verdes", los indicadores económicos alternativos...
'La economía viva', de Paul Ekins, fue el libro-bandera del 'think tank', que desde entonces ha ido bombeando su raudal de ideas, condensado ahora en ese manual llamado 'La Gran Transición'. "Estamos tanteando el terreno para avanzar hacia un modelo nuevo que vaya a la raíz de los graves problemas que están aflorando", asegura Aniol Esteban. "Tenemos el humilde objetivo de cambiar el sistema económico mundial".
Aniol Esteban, que explora la intersección entre economía y ecología, nos lleva a su terreno predilecto a modo de nueva parábola del pan y los peces: "Tenemos dos barcos para pescar bacalao, uno arrastrero y el otro con red fija. El primero es más barato y consigue más pesca, pero aun elevado precio ecológico y social que podemos cuantificar en 'menos 900 euros' por tonelada. El segundo es más caro, pero genera más empleo y tiene un impacto ecológico mucho menor: su 'retorno social' ronda los 'más 1.300 euros'". El sistema que hemos creado, sin embargo, asigna el 97% de las cuotas al sistema que arrasa con los bancos de pesca para obtener el 'botín' inmediato. El método más sostenible y más beneficioso para la sociedad se queda con un raquítico 3%.
"Así ha funcionado en los últimos tiempos la economía mundial y así aspiran ingenuamente que volvamos a funcionar cuando acabe la crisis", advierte Esteban. "Hacen falta políticos capaces de desmitificar esas ideas, de plantarle cara a los poderes financieros y experimentar con otras soluciones. El malestar social está tocando techo. Tenemos que aspirar al humilde objetivo de cambiar el sistema económico mundial".
"Así ha funcionado en los últimos tiempos la economía mundial y así aspiran ingenuamente que volvamos a funcionar cuando acabe la crisis", advierte Esteban. “Hacen falta políticos capaces de desmitificar esas viejas ideas, de plantarle cara a los poderes financieros y experimentar con otras soluciones. Si no lo hacen, el malestar social acabará pasándoles por encima".

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