Los experimentos donde se genera energía a partir de frutas y verduras no son algo nuevo, incluso en youtube podemos encontrar varios vídeos y muchos hicimos el experimento en clase de ciencias.
Pero un investigador israeli decir que afirma que una patata tiene energía suficiente para iluminar una habitación con lámpara LED durante 40 días, y eso si que es algo nuevo, al menos para mí.
Según Haim Rabinowitch de la Universidad Hebrea de Jerusalén en Israel, quien desde hace años esta tras la creación de un dispositivo para la extracción de la energía almacenada en el tubérculo, esto es algo mas que posible.
Los principios de esta técnica ya se enseñan en las escuelas desde hace años y se conocen desde 1780, cuando el italiano Luigi Galvani hizo la primera experiencia de este tipo. Pero la tecnología desarrollada en el laboratorio esta destinada a poder hacerlo de forma tan eficiente como para que una sola patata pueda alimentar una ampolleta led durante días.
La batería con material orgánico se crea con la ayuda de dos metales: un ánodo (un metal tal como zinc, con electrones negativos) y un cátodo (cobre, que tiene electrones positivos). El ácido en la patata propicia una reacción química entre el zinc y el cobre que libera electrones que fluyen de un material a otro. En este proceso, se libera energía.
‘Super Patata’
En 2010, los científicos de la Universidad de Jerusalén comenzaron a experimentar con diferentes tipos de patatas que encontrar la manera de aumentar la eficiencia energética.
Encontraron que cocinar las patatas durante ocho minutos, rompiendo así los tejidos, reduce la resistencia, lo que facilita el movimiento de los electrones y logra la producción de más energía. Otro pequeño cambio que incorporaron es el cortar las patatas en cuatro o cinco piezas, esto aumenta la eficiencia energética por hasta diez veces. Estas pruebas demuestran que se puede usar las patatas como fuente de energía, a costos razonables.
“Es alimentación de bajo voltaje, pero es suficiente para construir una batería que puede cargar los teléfonos móviles y los ordenadores portátiles en lugares donde no hay red eléctrica”, dijo Rabinowitch.
El análisis de costos sugiere que una papa cocida y luego acondicionada con placas de cobre y de zinc puede generar energía a un costo de $ 9 dolares por kilovatio-hora. El coste de la energía generada por una batería alcalina AA de 1,5 voltios puede ser 50 veces mayor. Por no mencionar las lámparas de petróleo que se utilizan en muchos entornos remotos para la iluminación las cuales son mas caras y emiten gases.
¿Alimentos o fuente de energía?
¿Por qué entonces, las patatas no se utilizan en todo el mundo como fuente de energía?
El mundo produce unas 324 toneladas de patatas al año. La comida se cultiva en 130 países. Es barata, fácil de almacenar y dura mucho tiempo.
Con 1,2 millones de personas sin acceso a la electricidad en el mundo, la papa podría ser la respuesta. Rabinowich sugiere que la falta de divulgación sobre el potencial de la papa como fuente de alimentación es parte del problema.
Pero las autoridades dicen que el problema es más complejo. Con tanta hambre en el mundo, el uso de alimentos como fuente de energía es objeto de controversia.
“La primera pregunta es: ¿hay suficientes papas para comer?“, según Olivier Dubois, una autoridad sobre los recursos naturales de la FAO, la Agencia de Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación.
Hay lugares en los que sería poco práctico. En Kenia, la papa ocupa el segundo lugar con el maíz como fuente de alimentación. En Sri Lanka, los investigadores estudian cómo optimizar el uso de la electricidad a partir de los plátanos..
Los costos de desarrollar una tecnología de este tipo, y distribuirla entre las personas necesitadas de la electricidad pueden parecer económicamente viables. La fabricación de placas de zinc y el cobre es algo más barata que una lámpara de queroseno. Pero el tema es que la gente no parece seducirle la idea de usar comida para iluminarse.
Otras experiencias de transformar comida en fuentes de energía como los biocombustibles han sido nefastas, porque aumentan los precios de la comida en sí y han causado deforestación y malas practicas ambientales para poder aumentar la producción del alimento y suplir la demanda de su uso como fuente energética.
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