miércoles, 18 de mayo de 2016

Esperanza entre calles sin asfalto

La favela Vila Nova Esperança se posiciona como un ejemplo de ecología y sostenibilidad en la ciudad de São Paulo.
Su nombre es María de Lourdes Andrade de Souza, pero en la Vila Nova Esperança todos la conocen como Lia. Hoy lidera a más de 600 familias en la comunidad que hace tan solo 12 años comenzó a ser su hogar. La Vila Nova Esperança es una de las 1643 favelas de la ciudad de São Paulo y tiene un objetivo claro: vivir en base a la sostenibilidad. Se dice que desde la llegada de Lia a la presidencia, la comunidad ha dejado de ser una más para convertirse en el ejemplo que a día de hoy todos quieren divulgar.
Los vecinos habitan casas de albañilería improvisadas. Hasta hace poco tiempo no tenían luz, agua, ni dirección postal que les identificase como ciudadanos de algún lugar del mundo. Los servicios de limpieza pública sólo llegan a dos puntos de la comunidad; y en cualquier situación, a cualquier edad, sus habitantes se ven obligados a recorrer casi dos kilómetros a pie hasta la parada de autobús más cercana.
 
 
Lia nunca había vivido en una favela, tenía miedo de todo lo que había escuchado sobre ellas. Hoy sabe que “no todo es como lo cuentan” y lucha por permanecer en la Vila Nova Esperança, por no dejar respirar “el maravilloso aire que la rodea”. Apenas alcanzaba los 16 cuando se casó por primera vez. Cuando decidió separarse y su marido “no salía de sus pies”, tuvo que dejar Salvador de Bahía, deshaciéndose de los lazos que a su tierra le unían. Su paso firme y porte esperanzador la llevaron a São Paulo con 31 años, donde comenzó a trabajar en un supermercado. Fue su tercer empleo, aunque todavía hoy espera su primer contrato. Mucho antes de ser líder, antes de ser cajera, fue florista y costurera. “Me hubiese gustado dedicarme al arte, a cualquier otra cosa”, pero lejos de su familia, en la gran ciudad, Lia aprendió que “había que buscar otras vías para la supervivencia”.
Lia comezó a liderar la Asociación Independiente de la Vila Nova Esperança para hacerse cargo de las 600 familias que allí están “desamparadas, sin ningún tipo de condición para mejorar su situación”. No solo falta reconocimiento del poder público, asegura ella, sino que además, desde 2004, viven amenazados con tener que dejar las casas que ocupan desde hace más de 50 años.

Nacer en medio del conflicto

La Vila Nova Esperança nace a finales de la década de los sesenta en el extremo oeste de la ciudad de São Paulo. Las primeras casas de la favela fueron construidas en una parcela de la Hacienda Tizo, cercana a una Zona de Especial Protección Ambiental compuesta de mata atlántica —un tipo de selva tropical en peligro de extinción—. “A pesar de ser pobres, vivimos en un área noble”, confiesa Lia, “¿quién no iba a querer tener una casa rodeada de bosques?”
 
para saber más... http://elpais.com/elpais/2016/05/16/planeta_futuro/1463407283_786922.html
 

 

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