Allí, Carmen López, una mujer española de 92 años abre la puerta, seguida de Alexandra Mesa, una estudiante colombiana de 35 años a la que presenta diciendo: "Esta es mi compañera de piso".
"Muchos mayores se sienten más seguros teniendo a alguien en la habitación de al lado por las noches"
En el proyecto participan, aparte de la ONG como coordinadora, el Ayuntamiento de Madrid y las principales universidades públicas de la Comunidad (Universidad Complutense, Universidad Autónoma, Universidad Politécnica y Universidad Carlos III). Son centenares de estudiantes los que presentan su solicitud. Sin embargo, la oferta de mayores es bastante menor. "Nosotros lo atribuimos a la falta de difusión entre los mayores", comenta Marcos.
En la Comunidad de Madrid, hay aproximadamente 137.000 personas que viven en soledad. En muchos casos no se trata de una soledad elegida ni asumida, sino impuesta por circunstancias familiares o de salud. Esto perjudica su estado de ánimo y su actitud frente a la vida, lo que impide gozar de un envejecimiento saludable, un desarrollo personal y una vejez activa.
'Hoy es un añadido más a la familia'
"Yo estaba en Colombia e iba a venir aquí a hacer un doctorado en Historia del Arte, pero no tenía alternativas de alojamiento. Entonces vi esto en la página de la universidad y me dije: ¡hagámoslo!. Me presentaron a Carmen y hubo 'feeling'. Es una experiencia increíble", comparte Alexandra. "Y hoy es un añadido más a la familia", añade Carmen sonriendo."Es importante que el estudiante comparta tiempo con la persona mayor, especialmente por la noche"
Para Carmen, lo más importante era que esa persona estuviera con ella por la noche. "Hay un toque de queda a las 22.30 de lunes a viernes. Pero el fin de semana es mío", dice Alexandra entre risas. "Cenamos siempre juntas, pero como es una buena chica no me importa si algún día quiere salir. Nos adaptamos la una a la otra. Eso sí, prefiero que si va a venir de madrugada se quede en casa de una amiga, que hay gente 'muy buena' por ahí y no me la vayan a robar", dice Carmen. "Que ella salga y disfrute. Yo también salgo. Voy a jugar al mus por las tardes. De noche es cuando quiero estar acompañada", añade.
Cosas de la convivencia
Aunque dentro de las labores de Alexandra no están las tareas del hogar, siempre friegan juntas los platos. "Las parejas suelen crear pactos de convivencia. Son cosas que las da el día a día. Aunque no sea su obligación, la comparten", nos cuenta Marcos.Los gastos de agua y luz corren a cargo de Carmen, Alexandra no paga ningún alquiler pero compra su propia comida. "Tengo la beca de trabajo en la Universidad y no siempre puedo venir a comer al mismo tiempo que ella". Sin embargo, han decidido compartir el gasto de la tarifa plana. "Ella utiliza el teléfono todo cuanto quiere y yo tengo el Internet que necesito para estudiar", dice Alexandra.
Los gastos de luz y agua corren a cargo de la persona mayor y el estudiante no paga ningún tipo de alquiler
La ONG que lleva 15 años con este programa, quiere ir más allá. "Tenemos la intención de realizar reuniones entre los participantes y planear actividades con los mayores como talleres. Y nos gustaría que los estudiantes se encargaran de llevarles y apoyarles", añade el coordinador. Sin embargo, el financiador del proyecto (Caixa Catalunya) ha retirado el apoyo y Solidarios está buscando nuevas ayudas para continuar con el programa.
"Es una experiencia muy gratificante. Es una convivencia intergeneracional pero también cultural. Aprendemos juntas y compartimos vivencias. Puedo decir que tengo una amiga de 92 años, ¿quién más puede?", concluye Alexandra lanzando una sonrisa a Carmen.
fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/09/11/solidaridad/1347349042.html
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