miércoles, 25 de octubre de 2017

Cientos de veteranos de la armada , piden perdón a los indios Lakota

Un grupo de veteranos militares de Estados Unidos pidieron perdón a los indígenas nativos de la Reserva Sioux de Standing Rock en Dakota del Norte, por los crímenes de guerra cometidos en contra de ellos.
Encabezados por Wesley Clark, Jr., hijo del reconocido general retirado y ex candidato presidencial Wesley Clark, l, fueron recibidos por Leksi Leonard Crow Dog, el líder de la tribu de Standing Rock.

“Peleamos contra ustedes. Robamos su tierra. Firmamos tratados que hemos roto. Robamos minerales de sus colinas sagradas. Arruinamos con las caras de nuestros presidentes su montaña sagrada.. Y tomamos más tierras, les arrebatamos a tus hijos y luego intentamos tomar su lenguaje e intentamos eliminar su lenguaje, que Dios les dio. No les respetamos. Hemos contaminado su tierra. Les hemos hecho mucho daño en distintas formas, pero hemos venido a decir que lo sentimos. Estamos a su servicio y les rogamos que nos perdonen”, dijo Clark hincado ante el líder Sioux en una emotiva ceremonia.
Los Lakotas, una de las tribus Sioux más importantes, es tristemente famosa por haber sido víctima de una de las masacres de indios más cruentas de la historia de la conquista del Oeste: el 29 de diciembre de 1890, un destacamento del 7º de Caballería rodeó el campamento lakota de Wounded Knee con cañones, y masacró a todos sus habitantes, hombres desarmados, ancianos, mujeres y niños. Encima, los perpetradores fueron condecorados por el Congreso norteamericano con la Medalla al Honor. En 2001, el Congreso Nacional de Indios Americanos pidió que se reconociera públicamente esa matanza.
En respuesta, Leksi Leonard Crow Dog tomó el micrófono y exclamó: “Permítanme decir unas palabras de perdón: Paz en el mundo. ¡Paz en el mundo! ¡Paz en el mundo!”
“Daremos un paso. Somos la nación soberana de Lakota. Fuimos la nación y aún somos una nación. Tenemos un lenguaje. Hemos preservado la posición de guardianes, la tierra no nos pertenece. Nosotros pertenecemos a la tierra”, finalizó, tras lo cual los integrantes de la tribu, militares y activistas presentes lanzaron gritos de alegría y se fundieron en abrazos.

Alrededor de dos mil veteranos militares que participaron en las guerras de Irak, Afganistán y Vietnam, han respondido a la convocatoria de Clark y se han comprometido a llegar desde todas partes del país para defender de manera no violenta a la resistencia indígena ante la construcción de un oleoducto que atravesaba tierras sagradas por debajo del río Missouri en Dakota del Norte.

El gobierno de Estados Unidos anunció que no otorgará permisos para continuar con la obra y que buscará rutas alternativas para el proyecto. Sin embargo, las empresas Dakota Access Pipeline y Energy Transfer han manifestado que seguirán las excavaciones en la zona, seguramente empujadas por el llamado “efecto Trump” del que se han colgado muchos de sus partidarios (y de los que no, también).

Pero el paso está dado. Y la celebración reconciliadora de los veteranos y de los indígenas augura una época de acuerdos entre ciudadanos, al margen de los programas y los proyectos de gobierno. Y de las compañías que solamente respetan sus propias normas.


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