La nevera solidaria de Valencia: la máquina que regala comida que acabaría en la basura
En plenas Fallas de Valencia, un 3 de marzo de 2016, se estrenaba en Valencia la primera nevera solidaria del Cap i Casal. Con esta nevera son ya 12 las que hay alrededor de España, un proyecto esperanzador que pretende acabar con la estigmatización del pobre. La de Valencia se sitúa en las puertas de la residencia universitaria Galileo Galilei, en la avenida de Tarongers, cuya solidaridad ha propiciado que hasta ahora haya donado 4.500 raciones de comida en poco más de 9 meses de funcionamiento. Todo un récord ya que el Colegio ofrece una media de 4.000 menús diarios, lo que, inevitablemente, propicia un excedente de comida de un día para otro. Gracias a este proyecto, se ha consiguiendo que ese excedente diario vaya a parar a la nevera solidaria, ubicada en las puertas de la residencia.
En todo momento ofrecen la seguridad en los alimentos que se encuentran en el interior de la máquina, dispensando ésta solamente alimentos seguros, con un control higiénico-sanitario correcto y sin romper la cadena de frío, quedando vacía al final del día. Por supuesto, todos los alimentos llevan su fecha de caducidad y su correcto envasado y etiquetado, siendo muy común las raciones de pollo frito, gnochi, fideuà o paella, entre otras.
La idea de acoger la primera nevera solidaria en Valencia ha funcionado muy bien. Tanto que a diario se rellena, normalmente por las mañanas. Todo comenzó en 2015, en concreto en Galdakao (Bizkaia), gracias en parte a Alvaro Saiz, presidente y fundador de la Asociación Humanitaria de Voluntarios de Galdakao (GBGE). Desde entonces, 11 lugares más, repartidos por España, se han unido a esta idea solidaria, siendo Valencia una de ellas, consiguiendo así que que cualquier persona pueda coger estos alimentos que acabarían en la basura.
La nevera solidaria de Valencia nació gracias a la solidaridad de varias empresas y del Colegio Mayor Galileo Galilei de Valencia, quien aporta toda la comida y corre con el gasto del consumo eléctrico de la máquina. Empresas como Prieval o Nutripack, quien esta última aporta a coste 0 las barquetas en las que se envasa la comida; Jofraser, que construyó de forma gratuita la estructura en la que encuentra la nevera; o Delikia, que ha donado para este proyecto la máquina de vending en la que se introducen los alimentos encargándose de su mantenimiento diario, son las partícipes de este proyecto único en Valencia.
Aunque eso sí, la de Valencia tiene ligeras diferencias respecto a las que se ubican en la calle repartidas por España, que por norma suelen ser proyectos de alguna asociación sin ánimo de lucro. La ubicada en las puertas del Colegio Mayor Galileo Galilei tiene una filosofía cercana a lo que viene siendo una máquina de venta automática, que se conoce de manera común por máquina de “vending”. Todo ello, según relatan, para evitar problemas.
La acción de depositar las raciones de comida que diariamente sobran del comedor de estudiantes, permite que cualquier persona que lo necesite pueda disponer de alimento de forma gratuita. La dispensación mediante maquina tipo vending garantiza la seguridad y trazabilidad de los alimentos, dado que nadie ajeno al Colegio Mayor Galileo Galilei puede dejar alimentos o manipular los que se encuentran dentro de la misma.
A ella se acercan a diario estudiantes cuya situación económica no es la más idóena, personal de limpieza de la calle, trabajadores de la zona universitaria o hasta vecinos cercanos de la zona, mayoritariamente del Cabanyal o la Malva-rosa. La idea, como según se relata desde la dirección del Colegio, es ayudar a personas que puedan tener dificultades económicas pero que, sin llegar a ser pobres, se les ayude dando salida a alimentos que hasta ahora se tiraban a la basura, o se donaban con ciertos problemas al estar ya cocinados, intentando acabar así acabar con la estigmatización, además de ayudar a esas personas que puedan estar en situación de riesgo. Dicho de otra manera: se pretende contribuir a terminar con la contradicción de estar en un planeta en el que el hambre golpea a cerca de mil millones de personas al tiempo que se desperdicia una tercera parte de la producción mundial de alimentos.
Gentileza: Rosa María García Marco
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