Si se le pregunta al botánico Francis Hallé (Seine-Port, Francia, 1938) cómo se interesó por las plantas, contesta: "¿Cómo no podrían interesarme?". Esta respuesta resume la pasión por el mundo vegetal de este profesor emérito de la Universidad de Montpellier. Hallé se hizo famoso en los años 90 por sus expediciones en globo aerostático sobre las selvas tropicales. Su principal descubrimiento es la arquitectura de los árboles. Cada especie es una combinación concreta de unos pocos rasgos: ramas verticales o ramas horizontales; flores en los lados de las ramas o en su punta; etcétera. Hay miles y miles de combinaciones posibles, pero todos los árboles conocidos sólo emplean 24 de ellas y aún no se sabe por qué. Hoy, el caballo de batalla de Hallé es la inteligencia vegetal. De ello habló en Barcelona, con ocasión de los 20 años del Jardín Botánico de la ciudad.
¿Cómo pueden ser inteligentes las plantas, si no tienen cerebro?
Tampoco tienen pulmones y sin embargo respiran. No tienen ojos pero pueden ver la luz. No tienen tubo digestivo pero se alimentan. Que la inteligencia necesita de un cerebro es lo que sale en el diccionario. Pero ¿quién lo ha escrito? Un ser humano, que ha definido la inteligencia a su imagen y semejanza.
¿Un ejemplo de inteligencia vegetal?
Un bosque mediterráneo se puede quemar completamente y sin embargo los cipreses se quedan verdes. Cuando el fuego se aproxima a un ciprés y este alcanza los 60 grados, el árbol expulsa hacia la atmósfera en forma de gas las sustancias inflamables que contiene en su organismo. Cuando llega el fuego, no hay nada que quemar. Pero lo más interesante es que esas sustancias llegan con el viento hasta otros cipreses que están lejos. Cuando los alcanzan, estos hacen lo mismo, mucho antes que llegue el fuego. La comunicación entre árboles es la primera piedra de la inteligencia vegetal.
Pero eso es una anécdota…
Le daré otro ejemplo. Hay un experimento británico con una planta trepadora, la pasiflora joven, puesta al lado de un palo. La planta saca un zarcillo para agarrarse del palo, pero antes de que lo alcance, los científicos mueven el palo cinco centímetros a la derecha. Entonces la planta saca otro zarcillo hacia la nueva posición del palo. Antes de que lo alcance, los científicos vuelven a mover el palo cinco centímetros a la derecha. Tras repetir eso cuatro veces, la planta ya saca el zarcillo orientado cinco centímetros más a la derecha de la posición del palo. No sabemos cómo, pero tiene capacidad de anticipar.
Es decir, ¿las plantas aprenden?
No solo eso, se anticipan. Un colega japonés tiene un árbol cerca de su laboratorio con un electrodo bajo la corteza y otro entre las raíces, conectados con una pantalla. La pantalla muestra una señal regular. Si la curva se vuelve muy irregular, significa que al cabo de un rato habrá un terremoto. Las raíces de un árbol son como una enorme antena subterránea.
¿Es verdad que los árboles son tímidos?
La timidez se refiere al fenómeno por el cual los árboles de la misma especie tienden a no tocarse. Cada árbol sabe si hay un vecino y si pertenece a la misma especie. Si este es el caso, el crecimiento de sus ramas y hojas se desarrollará por tal de que no entren en contacto con las del vecino. No sabemos de qué sirve, qué sentido evolutivo tiene.
¿Qué es lo más inteligente que le ha visto hacer a una planta?
Lo más inteligente es la descentralización. Vivir como una planta es difícil, todo su organismo es comestible, hay un montón de herbívoros y no pueden escapar. En el ser humano hay órganos vitales. Esto sería peligroso para una planta. La solución es descentralizarlo todo: en cada célula de una planta hay todo lo necesario para crear la planta entera. Si pones una célula de planta en un medio de cultivo, al cabo de unos meses aparecerá la planta entera. Esta estrategia les da a las plantas una enorme resiliencia.
¿Lo de la inteligencia vegetal es una metáfora?
Las plantas son inteligentes, quizá más que nosotros. Nosotros somos excelentes técnicamente, pero producimos una degradación del medio ambiente. Las plantas mejoran su medio ambiente. Las raíces producen todo lo necesario para sustentar una fauna enorme y fertilizan el suelo. Nosotros llenamos el suelo de sustancias químicas y se vuelve un desierto.
gentileza: Isabel Mengual
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