La inspiración le llegó a Aidan en un paseo a las montañas, donde se dio cuenta que había un patrón en las ramas de los árboles, que después descubrió – como lo hiciera el naturalista Charles Bonnet en 1754 – que estaban ordenadas según la sucesión de Fibonacci.
Intrigado por esta especie de secuencia que se repetía, el jóven se puso a hacer cálculos y el resultado no fue otro que la Secuencia de Fibonacci, una serie de números descrita en el siglo XIII por el matemático italiano Leonardo de Pisa (Más conocido como Fibonacci) que sirve para describir patrones en multitud de elementos de la naturaleza.
Comparó la capacidad de capturar energía solar con el orden tradicional en el que se ponen los paneles sobre el techo de una casa. Para ello trató de replicar una rama de roble usando un tubo de PVC y paneles solares.
Lo que descubrió fue que los árboles son más eficientes que los techos de las casas al conseguir energía.
Lo que hizo primero fue analizar los árboles, determinando el patrón en que están organizadas sus ramas y hojas. Realizo una copia en un software y construyó un sistema de paneles solares. También, colocó otros paneles uno al lado de otro con un ángulo de inclinación de 45 grados.
Después conectó un medidor a cada modelo para que pudiera monitorear el voltaje.
El resultado fue que el modelo ordenado como árbol generó más electricidad, un 50 por ciento más que el panel estilo techo.
fuente: https://barcelonaalternativa.es/
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